Como decía hace algunos artículos atrás, tu marca debe enfocarse en una especialidad. Pero también debe aplicar a la simplicidad. ¿Cómo así? Bueno, siempre recomiendo empezar con un máximo de dos servicios o productos, y que estos, preferiblemente, sean sencillos de aplicar, escalar y reajustar en el camino.
Antes de lanzarte con una propuesta de servicio robusta y compleja, empieza con servicios básicos. De esta forma podrás medir la receptividad de tu propuesta y ajustarla en caso de ser necesario.
Algunos clientes temen de ser muy sencillo, pero créeme es mejor iniciar con dos o tres servicios básicos que te dan una idea más realista de lo que necesita tu cliente, que pasar mucho tiempo trabajando en un servicio perfecto que nadie ha probado.
Así que empieza con sencillez y con una propuesta de valor clara antes de empezar a difundir por redes sociales lo que haces.




0 comentarios